lunes, 25 de julio de 2011

LAS ERAS DE NÍJAR.


La era

Se trata de contrucciones realizadas en las cercanías de los cortijos, normarmente en lugares elevados para que los vientos ayudasen en las labores propias de la trilla,y con una pequeña inclinaciòn para que si llovía no se inundase. Las eras se encuentran en su mayoría empredadas y son de forma circular para facilitar la labor de las yuntas(mulos).El empedrado se realiza con los materiales que había en el lugar donde se encontraban situadas,las podemos encontrar construidas con pizarras situando las grandes losas  para cubrir el suelo de la misma, en la mayor superficie posible para facilitar la recogida del grano.Las hay también de cantos rodados, aprovechando la roca que aflora en las mismas, incluso de algunas de tierra denomidas"terrizas".En todas ellas podemos encontrar una parte común que es un pequeño murete de piedra que impide que el viento arrastre la paja fuera de la misma.

 

 

No hace mucho, Níjar estaba rodeada de eras por todos sus costados. Las eras de las faenas agrícolas veraniegas, donde reinaba el sol de la canícula de agosto. Con el tiempo, esos lugares han sido ocupados por cimientos de edificios y casas adosadas. ¿Cómo olvidar ese mundo agrícola de Níjar, con sus aperos y trabajos hoy desconocidos? La principal faena que se realizaba allí era la trilla y los mejores dias para hacerla, los de calor seco con airecillo del norte por la mañana, que facilitaba la tarea de aventar la parva.


La era se colocaba en terrenos limpios y firmes donde poder faenar bien la cosecha de cereales después de la siega. Eran característicos esos espacios circulares, acompañados de su sombrajo, que los mulos recorrían dando vueltas infinitas sobre la parva, removiendo y desgranando la mies.


El proceso era laborioso. La mies, una vez segada, se llevaba al lado de la era, formando montones altos, de unos 3 metros, que se construían con las espigas dando al exterior, procurando que si llegaba la lluvia, resbalase sin empapar el trigo. De estos montones se iban extrayendo los haces y se esparcían por la gran circunferencia de la era, rellenándola de afuera para adentro hasta conseguir cubrir todo el espacio. Luego, con las horcas se deshacían los haces, es decir, se “volvía la parva”, haciendo una explanada uniforme.


Y empezaba la trilla. En la era había una labor en equipo, con un principal que organizaba las faenas. Primero los mulos eran acostumbrados a girar en círculo, para lo que se les ponía una collera y se les hacía trotar sujetándolos con una cuerda larga desde el centro. Esto también servía para aplastar la parva. Después se enganchaban dos mulos al trillo, una antiquísima herramienta de origen romano, consistente en un tablón provisto de trozos de pedernal o cuchillas de acero encajadas en su cara inferior, para triturar la mies. El trillo empezaba a dar vueltas en semicírculo procurando que en los giros pasase siempre por el centro. Las vueltas terminaban cuando el trillador veía la parva suficientemente molida. Era una imagen característica, la del agricultor sobre el trillo, haciendo crujir el látigo y acompañado de cantares para animar a los mulos. En muchos lugares de España existía un cancionero de siega, que se oía en medio del sopor veraniego.




Después de la trilla, la parva resultante se volvía primero con la horca y luego con la pala, para que el grano cayera boca arriba y perdiera la raspa. Y luego se aventaba, que era tirar la parva con la horca en contra del viento, haciendo que se separase el grano de la paja.


Se comenzaba a aventar primero con la horca y luego con la pala. Con ésta, se daban varias pasadas echando el grano al aire, hasta conseguir un montón de trigo homogéneo.



Se terminaba pasándo el trigo por la criba con un aro de madera y alambre que dejaba caer el grano al suelo y retenía desperdicios y granzones.









El grano, una vez limpio, se envasaba en los costales con la cuartilla y se llevaba al soberao o al almacén. Allí se guardaba y si quedaba amontonado, lo cubrían para que no le penetrara el aire y se picara, produciéndole la palomilla o gorgojo, tras lo cual no servía ni para la sementera.
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Algunos aperos de la era. Falta el principal, el trillo.
1 y 2.- horca de madera; 3, 4 y 5.- bieldos; 6 y 7.- palas de madera para volver la parva; 8.- cuartilla, celemín; 9.- criba, ceranda.

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